domingo, julio 22

¿Me concedes este viaje?

Rápidamente, inclinó mi cuerpo frente al suyo y rodeó mi cintura con sus brazos. Pude ver cómo se relamía los labios una y otra vez, cómo cerraba sus ojos sintiendo el roce de nuestras siluetas, dejando al descubierto una pasión incontrolable.
Sentía cómo su corazón se resaltaba, cómo se agitaba según marcaban los segundos. 
Sus movimientos se apresuraban hasta tal punto de desenfreno. Tenía los nervios a flor de piel, también pude comprobarlo; temblaba por cada botón que se soltaba, por cada prenda que se desprendía.

De pronto, sus ojos localizaron los míos. Era feliz, el brillo lo daba a mostrar. 
El tiempo corría, y nuestros cuerpos se entrelazaban, como si no hubiese nada más salvo nosotros. Y fue ahí, fue ahí cuando supe que había encontrado el amor, justo cuando volví a mirarle y noté que éramos correspondidos. Justo cuando supe que le había encontrado.


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