martes, diciembre 3

Y así nos cegó el amor.


Probablemente no leas esto. O sí. Ojalá lo hagas. 

Me dejaste, con una ilusión marchita y un corazón medio roto. Me dejaste sola, vacía, con unas ganas terribles de ir en tu busca y mil promesas hechas añicos. En cambio tú seguiste, como era de esperar. Seguiste con tu vida y te aferraste a los brazos de otro alguien, otro alguien que te dio todo el amor que creíste dar por perdido.

Yo nunca pude refugiarme en otro yo, pues aún no me sentía lo suficientemente fuerte como para sujetar la mano de alguien que no llevara tu nombre. Pero seguí con mi vida, a pesar de lo que suponía tu recuerdo.

A día de hoy eres más que un recuerdo. Eres la persona con la que, por un momento, quise compartir todo mi tiempo. La persona por la que más he luchado y a la que más he amado. Y eso, por mucho tiempo que pase, no se olvida. 

Por eso, si algún día lees esto, quiero que sepas que te estoy muy agradecida, y no sólo por soportar mi mal genio, sino por darme la oportunidad de quererme sin excepciones. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario